ARTÍCULO

Comprometidos con

el clima

Si bien la producción animal contribuye a las emisiones de gases de efecto invernadero, la sanidad animal también se ve afectada por el cambio climático. En 2021, en respuesta a esta creciente crisis, la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA, fundada como OIE) fomentó la creación de vínculos entre la gestión de la sanidad animal y las acciones contra el cambio climático.

Reforzando la resiliencia de los Servicios Veterinarios frente al cambio climático

El cambio climático afecta la sanidad animal de diferentes maneras. Altera los hábitats, el agua y el acceso a los alimentos, además de causar fluctuaciones en la epidemiología de las enfermedades animales. Por ejemplo, las lluvias inusualmente intensas pueden estar asociadas a brotes de carbunco bacteridiano en algunas zonas de Europa, antes libres de la enfermedad durante décadas. Al alterar los ecosistemas naturales, la evolución de los modelos climáticos permite que las bacterias, los virus, los hongos y los vectores de enfermedades, como los mosquitos y las garrapatas, lleguen a nuevas zonas donde pueden causar daños a la fauna silvestre y a los animales domésticos.

El aumento de las temperaturas en los sistemas marinos y acuáticos también amenaza la pesca y la acuicultura. Al aumentar la temperatura del agua, su calidad disminuye, proliferan las algas nocivas, lo que reduce los niveles de oxígeno del agua. A su vez, esto conduce a una reducción de la alimentación y del crecimiento que, a su vez, puede incrementar la incidencia de aparición de enfermedades.

Por todas estas razones, el cambio climático constituye intrínsecamente un problema de sanidad animal.

Con miras a garantizar una mejor preparación y respuesta a esta amenaza mundial, la Organización intensifica su atención en el cambio climático. En agosto de 2021, publicamos una edición de la Revista Científica y Técnica destinada a ayudar a los Miembros y a la comunidad internacional a estar mejor preparados para sobrevivir y prosperar en los años inciertos que se avecinan.

En octubre de 2021, coorganizamos un seminario web previo a la cumbre mundial sobre el clima (preCOP26) destinado a demostrar que el control de las enfermedades animales, como por ejemplo la peste de los pequeños rumiantes (PPR), contribuye a la resiliencia climática. Las cabras sanas, que toleran los extremos climáticos y el forraje de baja calidad, equilibran las desigualdades y la disminución de los ingresos de los hogares durante las crisis climáticas, como la sequía. Erradicar la PPR, que amenaza a más del 80 % de la población mundial de ovejas y cabras, constituiría un logro único: es el objetivo del programa de erradicación mundial de la PPR.

Monitoreando los efectos del cambio climático en la sanidad animal

La vigilancia también resulta esencial a la hora de responder a los retos del cambio climático para la sanidad animal. Nuestro Sistema Mundial de Información Zoosanitaria (WAHIS) contribuye a reforzar la resiliencia de los Servicios Veterinarios cuando se trata de afrontar los efectos sanitarios del cambio climático. Al proporcionar datos sanitarios destinados a anticipar situaciones de alto riesgo y responder con intervenciones tempranas, la plataforma WAHIS ayuda a prevenir y preparar eventos sanitarios en la interfaz humano-animal-ecosistema. Además, brinda información orientada a identificar los cambios y factores asociados con la distribución de las enfermedades, contribuyendo a reducir las vulnerabilidades frente a los efectos del cambio climático.

Animamos a nuestros Miembros a que notifiquen inmediatamente nuevos brotes relacionados con fenómenos climáticos, lo que les permitirá acceder a información oportuna y prevenir mejor la propagación de las enfermedades animales en todo el mundo.

Propagación de la dermatosis nodular contagiosa desde 2005

Reduciendo la huella de carbono de la producción animal

No es suficiente prepararse para afrontar los efectos del cambio climático en el sector de la sanidad animal: al menos el 14,5 % de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) provocadas por el ser humano proceden de la producción ganadera, según estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. Los animales emiten GEI de forma natural. Los animales enfermos o moribundos, así como de los que no se obtiene la producción esperada, aumentan la huella de carbono del sistema de producción, ya que requieren intervenciones médicas (visitas veterinarias), intervenciones de control de enfermedades (vacunación, sacrificio y manejo de las canales) y pueden suponer un desperdicio de recursos. En otras palabras: mantener a los animales sanos y velar por su bienestar es fundamental para el medio ambiente.

En 2020 y 2021 se perdieron más de 1,5 millones de cerdos domésticos en todo el mundo a causa de la peste porcina africana (PPA), una enfermedad viral hemorrágica muy contagiosa. Los brotes de PPA causaron un enorme sufrimiento a los animales y pérdidas económicas a los productores, sin contar los recursos utilizados en su cría. Se liberaron gases de efecto invernadero y se redujo el número de productos animales disponibles para consumo humano.

Mediante la implementación de estrategias de prevención, control y eliminación de las enfermedades animales prioritarias, la Organización Mundial de Sanidad Animal contribuye a mejorar la sanidad y la productividad de los animales, lo que reduce la huella de carbono derivada de la producción animal.

Al menos el

14,5 %


de las emisiones de gases de efecto invernadero provocadas por el ser humano proviene de la producción ganadera
La ganadería
sustenta a

750 millones


de personas entre las más pobres del mundo que, además, son las más afectadas por el cambio climático

Mantener a los animales sanos implica aprovechar los recursos y disminuir la huella de carbono que representa la producción animal.

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Asociarse con la UNESCO para no perder de vista nuestro futuro

Ante la amenaza del cambio climático, nuestro futuro parece incierto. Con la incertidumbre, también llegan oportunidades para innovar. Siempre hemos colaborado con nuestros Miembros con miras a construir un futuro mejor y más saludable para los animales y las personas. Hoy en día, ampliamos aún más nuestra visión al respecto.

Desde septiembre de 2020 y en 2021, nos hemos asociado con la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) para diseñar en conjunto los Laboratorios de Alfabetización del Futuro. La alfabetización del futuro aborda la necesidad de actuar mejor ante un futuro incierto imaginando escenarios posibles y mejorando nuestra capacidad de preparación, recuperación e invención a medida que se producen los cambios. Para la OMSA, estos laboratorios ofrecen la oportunidad de perfeccionar nuestras habilidades de imaginar y anticipar un mundo cada vez más modificado por el cambio climático. Esto nos permite, a nosotros y a nuestros Miembros, considerar el presente de forma diferente. Al observar en detalle historias y escenarios que representan diferentes futuros, podemos reforzar capacidades para anticipar la complejidad y la incertidumbre. A través de las prácticas futuras de previsión y alfabetización, pretendemos ser más resilientes y reactivos para identificar acciones que garanticen la seguridad y la salud mundial, preservando al mismo tiempo el medio ambiente para las generaciones futuras.

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